miércoles, 4 de noviembre de 2009

Abuso sexual infantil consentido? Violación sexual cuestionable?

La sexualidad humana es un laberinto de posibilidades, definitivamente la sexualidad no es rosa y azul, no es macho y hembra, no es niño y niña, no es normal o anormal. la sexualidad humana tiene un serie de matices algunas veces difíciles de comprender y asimilar.

Y hablando de ámbito de la psicología forense se ven este tipo de posibilidades en la relaciones humanas con respecto a la sexualidad.

La sociedad quiere establecer una serie de parámetros y normas para el ejercicio de su sexualidad, por ejemplo se pretende que las relaciones sexuales sean entre un hombre y una mujer, ambos adultos, dentro del matrimonio, con fines de procreación.

No están socialmente aceptadas algunas conductas como la homosexualidad, la diferencia marcada de edades entre las parejas, las relaciones sexuales en personas de la tercera edad, las relaciones fuera del matrimonio, la infidelidad en el matrimonio, las relaciones entre familiares, etc.

Este tipo de normas de conducta aceptadas y no aceptadas crean una serie de prejuicios al momento de realizar una evaluación psicológica en caso de delitos sexuales. Por ejemplo, las normas marcarían que una víctima de violación sexual o una víctima de abuso sexual infantil, siempre va ser una persona pasiva, sumisa y débil, que va a sufrir alteraciones emocionales producto de la agresión. Se considera que una mujer que denuncia una violación siempre dice la verdad, que una adolecente que fue abusada sexualmente es un ser inocente que cayó en las manos de una bestia y que en consecuencia siempre hay que dejar caer todo el peso de la ley sobre el agresor sexual.

Dejando de lado la conducta del agresor para posterior análisis, revisemos la conducta peculiar de algunas víctimas:

Durante una denuncia la señora X declara que una tarde fue agredida sexualmente por un sujeto, quien la tomó por sorpresa, la metió en un auto compacto y con ayuda de otros dos cómplices y dentro del vehículo la atacó sexualmente por varios minutos, abrigándola a cambiar de posición dentro del auto, mientras los otros dos la sujetaban de los brazos. Su versión tenía poca credibilidad, pues cuatro personas dentro de una auto compacto en un ataque sexual, de acuerdo con su versión, tenía poca coherencia. En el expediente se encontró la versión del inculpado quien declaraba que no la había violado, que eran amantes y que en varias ocasiones habían ingresado a un hotel para tener relaciones sexuales, existiendo constancia de su dicho en el expediente. Después de las investigaciones se logró saber que la señora X tenía varios años casada con un hombre estéril, quien ya sabía que él no podía tener hijos. La mujer luego de engañar a su pareja con otro hombre había resultado embarazada y para justificarse con su esposo inventó que había sido violada, provocando que su amante fuera encarcelado.

En este caso la víctima de violación no era tal, por el contrario había inventado una violación para justificar su infidelidad y haber quedado embarazada de su amante, mandando a la cárcel a su "presunto violador".

La adolescente Z vivía con su madre, sus hermanos y su padrastro, una noche éste entró a su cuarto y abusó de ella, esta es su declaración:

“Mi primera relación sexual fue con mi padrastro. Yo tenía 16 años, y fue entonces cuando una noche él fue a mi cuarto y me empezó a quitar mi ropa yo nunca hice nada, no podía ni hablar y fue entonces que él me empezó a acariciar mi cara y me empezó a besar y entonces él se subió a mi cama, no estaba tomado, no olía a que hubiera estado drogado, me quitó el short, yo me agarraba el short, pero de todos modos me lo quitó, pero no forcejeamos, ni lo hizo a la fuerza, después me penetró y cuando terminó se salió de mi cuarto, yo sólo lo que hacía era ponerme la ropa y me acosté de nuevo pero no pude dormir, al siguiente día yo sólo me cambie para irme a la escuela y el día siguió igual, yo no decía nada, yo nunca le dije a nadie lo que me pasaba porque no quería que supieran que había estado con él. Dicen que cuando estás con un hombre la primera vez te duele o te sale sangre, pero yo no sentí nada y tampoco sangré, y después paso el tiempo y él iba a mi cuarto pero yo sentía que quería estar con él, mi mamá nunca se daba cuenta que él iba a mi cuarto. Fue entonces cuando yo comencé a tener relaciones con él. Fueron varias veces las que iba al cuarto, ya después de las dos o tres semanas empecé yo también hacerlo con él, ya dejaba que me besara, antes era él quien me quitaba la ropa y después yo misma me quitaba la ropa y se la quitaba a él, dos veces me subí yo arriba de él, ya esperaba a que llegara en la noche, entraba tres veces por semana. Sexualmente sí disfrutaba, una vez cuando estábamos teniendo relaciones sentí escalofríos, me sentí diferente porque nunca había sentido eso, esto fue casi por medio año, porque después yo salí embarazada de la niña y ya no podía tener relaciones con él. Me di cuenta que estaba embarazada porque ya no menstruaba, fue hasta los dos meses, no lo quería tener y por eso me iba a jugar fútbol y después me quedaba a entrenar más, en el estadio subíamos y bajábamos las escaleras, lo hacía para ver si se me venía, pensaba que haciendo ejercicio iba a abortar, cuando tenía tres o cuatro meses le dije a él que estaba embarazada y le dije que no lo quería tener y él me dijo que hiciera lo que yo pensaba, nos pusimos de acuerdo que yo iba a decir que estaba embarazada de un muchacho conocido, él dijo que estaba bien eso. A los seis meses se enteró mi mamá y me dijo que ya qué hacía, ni modo de pegarme, yo le dije que era de un novio”.

Esto si se puede considerar un abuso sexual infantil por la diferencia de edades entre ella y su padrastro, sin embargo, en ella no hay alteraciones psicológicas, ni sufrimiento emocional, ni ninguno de los síntomas característicos de una víctima de abuso sexual de acuerdo como lo marca la literatura especializada en el tema. Simplemente parece ser una adolescente enamorada quien inicia su vida sexual y resulta embarazada, con la salvedad de que su pareja era su padrastro, un hombre mucho mayor que ella.

En otro caso, una mujer centro americana, quien cruzó todo México para ingresar como indocumentada a los Estados Unidos, es secuestrada junto con otro grupo de mujeres y hombres indocumentados, y mantenida durante varios días en una casa de seguridad en la frontera, durante su cautiverio es abusada sexualmente por uno de sus captores. Durante su evaluación se le notó emocionalmente estable, incluso feliz y animada de que hubiera sido rescatada junto con todos los demás. La versión se su ataque sexual la narró de manera espontánea, relajada, incluso sonriendo en algunas veces, emocionalmente no se encontraron alteraciones ni tampoco sintomatología de las víctimas de agresión sexual. Durante su evaluación psicológica señaló que se había casado inicialmente con un hombre violento quien la golpeaba con frecuencia y quien la obligaba todas las noches a tener relaciones sexuales con él, pero sin que ella lo disfrutara. Posteriormente lo dejó para juntarse con otro hombre igual, quien también la golpeaba y con quien tampoco vivió una vida sexual satisfactoria.

De tal manera que su historia personal la llevó a aprender a no sentir sensaciones placenteras durante una relación sexual, simplemente aprendió a ser usada por el hombre y a esperar a que éste terminara. Así pues el "ataque sexual" que sufrió durante su cautiverio no le causo mayores conflictos emocionales, pues fue una relación sexual más, similar a las que había vivido con sus anteriores parejas. Esto no significa de ningún modo que no haya ocurrido un delito y que no se tenga que buscar un castigo al agresor sexual.

Así pues, al momento de realizar una evaluación psicológica de corte forense, en casos de agresiones sexuales, de deben dejar de lado los prejuicios sociales a fin de atender el asunto de la manera más objetiva posible. Es necesario entender que no todas las víctimas de agresiones sexuales son víctimas e inocentes, ni todos los agresores sexuales son culpables, así mismo, una agresión sexual no siempre va a dejar alteraciones emocionales o traumas psicológicos, lo cual tampoco significa que no hubiera ocurrido la conducta delictiva, ni que se deba exonerar al agresor sexual.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Fundamento Legal de la Psicología Forense en México

La base legal que respalda el trabajo del perito en práctica en México se encuentra contenida en el Código de Procedimientos Penales para el D.F., en sus artículos 163-165 bis y 168-179; en el Código Federal de Procedimientos Civiles, Art. 144 al 159; en el Código Federal Procedimientos Penales Art. 229-239; en la Ley Federal del Trabajo Art. 821-826, lineamientos que reconocen al perito como auxiliar del ministerio público y del juez en virtud de sus conocimientos "Científicos, artísticos o prácticos".

La Psicología como ciencia tiene injerencia en el ámbito legal en diferentes instancias de Procuración de Justicia.(Servicios Periciales, Centro de Terapia de Apoyo, Centro de Atención a Violencia Intrafamiliar, Albergue Temporal, etc.).

La Pericial Psicológica en el D.F., está fundamentada en el Art. 52 del Código Penal para el DF. Y en el Art. 296 Bis del Código de Procedimientos Penales para el DF., el cual señala:

"Durante la instrucción, el tribunal que conozca del proceso deberá tomar en cuenta las circunstancias peculiares del inculpado, allegándose datos para conocer su edad, educación e ilustración; sus costumbres y conductas anteriores; los motivos que lo impulsaron a delinquir, sus condiciones económicas y las especiales en que se encontraba en el momento de la comisión del delito; la pertenencia del inculpado en su caso, aun grupo étnico indígena y las practicas y características de cómo miembro de dicho grupo pueda tener; demás antecedentes personales que puedan comprobarse; así coma los vínculos de parentesco, amistad o nacidos de otras relaciones sociales. la calidad de las personas ofendidas y las circunstancias de tiempo. lugar. modo y ocasión. que en su conjunto demuestren la gravedad del ilícito y el grado de culpabilidad del agresor".

De acuerdo al Código Federal de Procedimientos Penales tanto el Ministerio Público como el Juez, al advertir cualquier incapacidad mental y en aplicación de las reglas contenidas en el Art. 495 que señala:

“Tan pronto como se sospeche que el inculpado este loco, idiota, imbécil o sufra cualquier otra debilidad, enfermedad o anomalía mentales, el Tribunal lo mandara examinar por peritos Médicos sin perjuicios de continuar el procedimiento en la forma ordinaria. Si existe motivo fundado ordenara provisionalmente la reclusión del inculpado en Manicomio o en Departamento Especial".

viernes, 16 de octubre de 2009

Algo sobre el perfil del abusador sexual



En su libro El estudio del delincuente, Hilda Marchiori, realiza los siguientes argumentos respecto al abusador sexual:
A.- “La personalidad del delincuente sexual se caracteriza por una acentuada inmadurez emocional, existe un desequilibrio afectivo que se proyecta en las conductas repetitivas”
B.- “La personalidad básica del abusador sexual se puede manifestar en un comportamiento tímido, inhibido, reservado este comportamiento resulta paradojal en la conducta sexual”.
C.- “Presenta dificultades para la comunicación interpersonal, puede existir cierto aislamiento”.
D.- “Es evidente que el área donde confluye la conflictiva es la afectiva, la búsqueda de afecto en otra persona es evidente”.
E.- “El abusador sexual, como medida de protección niega su conducta sexual manifestando como un recurso protector de tipo inconsciente”

La misma autora nos menciona en su libro Psicología criminal en la pág. 42 que:
“Los delitos sexuales pueden ser cometidos por individuos “adaptados” y a la dinámica de esa conducta está ligada a una momentánea excitación erótica que viene a desarrollarse bajo la influencia de estados de intoxicación como puede ser el alcohol”.
Asimismo la personalidad del abusador sexual está centralizada en el área sexual y puede presentarse en todos los niveles de la vida de una forma seudoadaptativa, como puede ser en el área laboral, educacional, familiar y social.
Por otra parte, Beate Beesten en su obra “Abusos sexuales en los niños” refiere que:
“Los autores de actos sexuales son personas “normales” son profesores, terapeutas, vendedores, médicos, sacerdotes, pedagogos, cocineros, criadores de perros, administradores, funcionarios, padres de familia, vecinos, tíos, hermanos, abuelos, etc.”.
Así entonces, tenemos que, de acuerdo con lo anterior, cualquier persona, bajo ciertas condiciones puede emitir una conducta de abuso sexual, por lo tanto, se debe desechar la idea de que un abusador sexual es una persona perversa y enferma que se encuentra escondida en un rincón obscuro esperando el momento adecuado para atacar a su víctima, esto no es así, por lo tanto cuando un psicólogo forense que evalúa a un individuo acusado de abuso sexual, encuentra en él a una persona totalmente adaptada, sin patología evidente y sin trastorno psicológico alguno, esto no quiere decir que él no cometió la conducta que se le imputa, pero tampoco existen los elementos para negar dicha acusación. Por esto, la labor del psicólogo forense en este tipo de asuntos es muy delicada, pues se corre el riesgo de catalogar como abusador sexual a un inocente o por el contrario dejar sin castigo a una persona que ha abusado sexualmente de alguien.
Definitivamente, el perito en psicología forense difícilmente se va a encontrar con una persona que cumpla con todos los criterios del DSM-IV para diagnosticar un trastorno sexual como la pedofilia.
Cuando se tiene una intervención de esta naturaleza se debe analizar todas las circunstancias alrededor el hecho, analizar todas las evidencias, la versión de la parte acusadora, la versión del acusado, analizar la personalidad de la víctima y del abusador para analizar si existe una correspondencia, recordemos que el abusador va a escoger a su víctima en base a sus características de personalidad.
Pero sobre todo se debe ser completamente objetivo, dejando fuera cualquier tipo de prejuicio y evitando que nuestras emociones personales interfieran con nuestro análisis y que pudieran afectar nuestra conclusión final.






lunes, 5 de octubre de 2009

Autopsia Psicológica ¿Homicidio o Suicidio?

Cuando un Ministerio Público se encuentra ante un caso donde, de acuerdo con sus investigaciones, no tiene los elementos para establecer si una persona fue asesinada o si falleció por su propia mano, es decir se suicidó, recurre al perito en psicología forense para solicitar que se realice una Autopsia Psicológica a la persona fallecida.

La autopsia psicológica es entonces un estudio que tiene la finalidad de establecer si la persona tenía una personalidad de tipo depresiva con pensamientos autoagresivos de muerte, y en todo caso, si había tenido pensamientos suicidas, ideas de muerte, conductas autodestructivas o intentos fallidos de suicidio.

La autopsia es un estudio retrospectivo indirecto de la conducta, personalidad y estado emocional previos al fallecimiento de la persona.

Para este tipo de estudio el perito recurrirá a todas las fuentes de datos disponibles y accesibles que le permitan reunir toda la información necesaria para establecer cuál era el comportamiento de la persona previo a su muerte.

El psicólogo forense pedirá al ministerio público se le faciliten los medios para poder entrevistar a la mayor cantidad posible de personas que tuvieron relación con el occiso, desde familiares directos e indirectos, profesores, compañeros de escuela o trabajo, jefes inmediatos y superiores, amigos, parejas sentimentales, novias, esposa, etcétera, sobre todo las personas con las que convivió los últimos días previos al fallecimiento.

Asimismo se pedirá acceso al lugar donde se encontró el cuerpo, y al expediente o averiguación previa, para conocer todos los detalles relacionados con las circunstancias y causas del fallecimiento.

También se analizaran los objetos personales como son ropa, calzado, artículos de arreglo personal, cuadernos, notas escolares, historias académicas, diarios personales, correspondencia, etcétera.

Si existe una carta o recado póstumo también se analizará.

Existirán casos en donde también se podrán solicitar expedientes personales de tipo laboral, que aportaran datos importantes como resultados de pruebas psicológicas aplicadas durante el proceso de reclutamiento y selección, incapacidades, faltas, cambios de puestos, y expedientes médicos.

Toda la información recabada tendrá la finalidad de establecer el perfil de personalidad y su estado emocional previo al fallecimiento, detectando posibles estados depresivos, trastornos de la personalidad, intentos de suicidio previos, comentarios de muerte o deseos de morir, cambios significativos, problemas de pareja, familia, laborales o económicos.

Se tomaran también en cuenta si tenía metas o proyectos personales o profesionales a corto, mediano y largo plazo.

Finalmente, el dictamen o informe deberá dar luz al ministerio público sobre la personalidad y el estado emocional de la persona previo a su muerte. Y si tenía o no un comportamiento presuicida que hubiera influido para que se quitara la muerte por su propia mano. Teniendo siempre presente que la conclusión será si el sujeto tenía o no ideas suicidas, pensamientos de muerte o estados depresivos previos a su deceso y nunca se asegurará que el sujeto se quitó la vida por sí mismo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

El Dictamen Pericial en materia de Psicología Forense

El Dictamen Pericial es el resultado final de la intervención de un perito; es la opinión técnica, científica o profesional que emite un experto en cualquier arte, ciencia, profesión o actividad con respecto al análisis o examen realizado a un planteamiento sometido a su conocimiento respectivo, en este caso, el perito en materia de Psicología Forense.

El Dictamen psicológico es entonces el resultado de una evaluación psicológica. A lo largo de la práctica como perito, y sobre todo en las intervenciones como perito tercero en discordia, he visto diferentes formatos de dictamen, desde machotes con cuadros de opciones donde se pone paloma o tache según lo encontrado en una entrevista hasta reportes de investigación que bien pudieran aparecer en una revista científica.

Por otra parte, he visto formatos de dictamen del tipo "estándar", es decir dichos formatos son aplicados para cualquier tipo de intervención en materia de psicología forense, o sea que se aplica en mismo formato de dictamen para evaluaciones en casos de violación, secuestro, abuso sexual infantil, entre muchos otros y lo que puede suceder con estos formatos es que se puede caer en algún tipo de sesgo en la información que puede afectar el resultado final de la evaluación. Aquí es necesario reconocer que cada evaluación debe tener sus propias variantes en la metodología a aplicar, pues definitivamente no se puede aplicar la misma metodología para evaluar a un menor de edad víctima de abuso sexual infantil, a un adulto víctima de secuestro, o a un mujer víctima de una agresión sexual por tal motivo no se puede tener un formato definitivo para todo tipo de evaluación psicológica, sino que se debe establecer un protocolo de evaluación psicológica para los diferentes tipo de intervención posibles en materia de psicología forense.

De tal manera que se debe evitar seguir un formato estándar para la realización de una evaluación psicológica. Lo recomendable es seguir los protocolos establecidos para cada caso que ya se han aplicado por asociaciones nacionales e internacionales para los diferentes tipos de temas a investigar, por ejemplo, el "Protocolo de Estambul" marca los lineamientos a seguir para investigar casos de posible tortura, en el caso de abuso sexual infantil existe varias ONG´s que proponen diferentes protocolos para estos casos, de igual manera sucede con los protocoles de atención a mujeres violadas. Así pues como parte de la preparación previa para intervenir en una evaluación psicológica está la investigación de la literatura relativa al tipo de intervención que se va atender incluida la revisión de los protocolos usados y recomendados por organizaciones especializadas en dicha temática.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¿Cómo selecciona el pedófilo a su víctima?

"El ofensor sexual que siente el impulso de satisfacer sus impulsos sexuales con un menor va a tener que seleccionar a su víctima de la misma manera que lo haría cualquier criminal, no va a exponer su vida o su libertad de manera tan insensata como para hacerlo con el primero que se le aparezca. Tiene que haber un pensamiento previo o bien una preparación.
Cuando se trata de seducir o conseguir la aceptación sexual de un infante o menor de edad, es decir, la aceptación de ser violado en la intimidad emocional o física, el niño tiene que tener ciertas características. Definitivamente el agresor sexual no lo haría con todos.
Todos los niños tienen diferente carácter, existen niños que no se dejarían tocar ni un cabello y otros que pueden ser víctimas y pueden sucumbir ante una tentativa de abuso. Estos niños van a presentar muchos síntomas en la personalidad: la timidez, el retraimiento, el aislamiento, quizá la falta de alegría de vivir, la aparente necesidad de protección. Estos en la mira de un pedófilo son la víctima ideal y va a empezar el proceso de seducción en el que se acercaran y dirán: ¿Qué te pasa? ¿Que tienes? ¿Que necesitas? Yo te puedo ayudar, yo puedo ser tu amigo, yo te quiero. Así van ganando la confianza de la víctima. Éste no es el violador desconocido que se va a encimar brutalmente sobre el cuerpo de la víctima. No, aquí hay otro proceso en el que se selecciona a la víctima porque la víctima al igual que el ofensor también tiene una patología". (Lammoglia, 2002).
Existen personas que no saben manejar sus instintos y se fugan en el momento de peligro haciendo actos insensatos. Lo mismo ocurre con muchas víctimas del abuso sexual que se quedaron paralizadas porque no supieron manejar su emoción y se evadieron por caminos falsos. Como el silencio, la prudencia o la parálisis.
Una vez que esto sucede, viene el sentimiento de culpa y cuando éste se desarrolla es un freno para todo. Provoca un pánico que mantiene a la víctima callada. La víctima piensa que fue ella quien propició todo. Y esto es lo que buscaba el pedófilo, un niño con un patología que le impidiera evitar sus ataques, pero sobre todo un niño que pudiera manipular y que no lo delatara.(Lammoglia, 2002).

lunes, 14 de septiembre de 2009

Resiliencia y Psicología Forense

En la práctica profesional como Psicólogo Forense me ha tocado en varias ocasiones evaluar a dos o más personas víctimas de un mismo suceso traumático o delictivo. Pasando por el abuso sexual infantil en dos hermanos, a la tortura a dos internos de un reclusorio o al secuestro de cinco personas en momentos diferentes pero por una misma banda de secuestradores, entre otros casos, en estas intervenciones me he encontrado con algo que inicialmente me sorprendió y que ahora comprendo.

En esos casos encontré que dos personas que sufrieron un mismo evento traumático no presentaban las mismas consecuencias emocionales, llamaba mucho mi atención como algunas de estas personas se mostraban con un estado emocional completamente afectado, mientras que otras, no solo no mostraban síntoma alguno de alteración psicológica,  sino que llegaban incluso a manifestarse sorprendentemente tranquilas y lucidas y aún más, fortalecidas con la experiencia vivida, como mostrando haber superado un obstáculo más en su vida. Hubo incluso algunas que llegaron a bromear sobre la situación.

Inicialmente llegué a pensar incluso que estaban inventando o mintiendo en relación a su versión de los hechos, pues el sentido común indica que cualquier víctima de un evento traumático o delictivo debe presentar síntomas relacionados con ansiedad, tristeza, depresión, miedo, temor, llanto, etcétera y que de no presentarse estos estados emocionales significaría que estos no sucedieron o incluso que se ha realizado un denuncia falsa.

Incluso la literatura relacionada con los diferentes tipos de actos delictivos, los libros y artículos científicos sobre violación, tortura, secuestro, abuso sexual infantil, agresiones físicas, violencia intrafamiliar, etcétera, casi siempre son catálogos de la sintomatología que las víctimas de estos eventos van a presentar. Pocos autores hacen la aclaración de que pueden existir personas en las cuales no aparecerá una afectación psicoemocional como secuela de una agresión sufrida o de un evento traumático vivido.

Las personas que no presentan alteraciones emocionales después de haber vivido un accidente o evento violento no significa que no sean víctimas de tales hechos, sino que presentan una característica de personalidad conocida como Resiliencia, la cual les da la fortaleza psicológica de sobrevivir situaciones adversas.

Esta característica de personalidad hace que niños que han sido víctimas de abuso sexual infantil, mujeres  agredidas sexualmente, hombres torturados, empresarios secuestrados logren seguir adelante con sus vidas como si nada hubiera pasado mientras que otras personas se hunden en profundas depresiones, o son diagnosticadas con trastornos de ansiedad o del tan mencionado síndrome de estrés postraumático.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Esquizofrenia y Psicología Forense



La característica principal de la esquizofrenia es la pérdida del contacto con la realidad, en donde la persona presenta alucinaciones, percepciones olfativas, auditivas o visuales que distorsionan la realidad.

Una persona con esquizofrenia, generalmente, manifiesta un pensamiento desorganizado, delirios, alteraciones perceptuales (alucinaciones), alteraciones afectivas, del lenguaje y conductuales. El diagnóstico se basa en las experiencias reportadas por el mismo paciente y en el comportamiento observado por el examinador. No existen en la actualidad alguna prueba de laboratorio para el diagnóstico de  esta enfermedad.

En algunas ocasiones estas personas se presentan ante los juzgados y agencias del ministerio público o hacen denuncias ante las diferentes corporaciones policiacas de delitos relacionados con sus alucinaciones o alteraciones perceptuales. Al momento de dar sus declaraciones su lenguaje e ideas son incoherentes. En estos casos es cuando las autoridades pueden requerir la intervención del Psicólogo Forense. La autoridad correspondiente necesita que el psicólogo la oriente para saber si da inicio a la investigación del delito o canaliza a la persona a otra instancia. Pero este tipo de intervenciones son especiales, pues no se le puede decir a la persona que va a estar presente un psicólogo, pues ya de por sí, puede traer ideas paranoides, por tal motivo se recomienda que el psicólogo esté presente durante la diligencia de declaración sin que la persona sepa en realidad cual es el propósito de su intervención.

Una vez que el perito escucha el discurso y observa el comportamiento de la persona, puede emitir una opinión profesional respecto al estado emocional y mental de dicha persona. Sin embargo no se hace una evaluación psicológica completa. Por lo tanto no se emite un dictamen de evaluación psicológica, pues este carecería de la metodología necesaria para tal documento. En este caso se emite un informe u opinión técnica respecto de lo observado durante la declaración. Para efectos prácticos se ha mencionado que la persona presenta algún tipo de enfermedad mental que no se puede determinar y que se recomienda la intervención de un Psiquiatra. De esta manera la autoridad correspondiente podrá actuar de acuerdo con las circunstancias.

jueves, 10 de septiembre de 2009

La utilización del MMPI 2 en ambiente forense.

El Inventario Multifásico de la Personalidad Minnesota-2 es una de las mejores herramientas con las que puede contar el Psicólogo Forense, es uno de los instrumentos más usados a nivel mundial en la psicología forense. Sin embargo como toda prueba se debe tener muy en cuenta sus alcances y limitaciones y usarlo con la mayor cautela.

En su libro MMPI-2 "Guía para principiantes", James N. Butches hace la aclaración al respecto: "El MMMPI-2 resultará muy importante para evaluar a pacientes en valoraciones relacionadas con un tribunal de justicia. La mayoría de las personas que realizan la prueba en esta situación tienen una motivación a presentarse de maneras particulares. Por ejemplo, en casos donde podrían obtenerse recompensas económicas al demostrar "angustia psicológica grave", el paciente podría estar motivado para confirmar un rango extremo o un número excesivo de síntomas o problemas. O en situaciones donde es importante parecer psicológicamente sano, como en el caso de disputas por obtener la custodia de los hijos, la persona puede dar una apariencia falsa, favorable de sí misma o de su adaptación. Los indicadores de validez de la prueba proporcionan información muy útil, acerca de las motivaciones de la persona en la valoración".

Por otra parte al momento de decidir aplicar la prueba se debe tener muy presente cual es el objetivo de la aplicación de la misma. Púes la prueba no se puede aplicar como receta de cocina a todas las personas ni en todos los casos. Debemos tener siempre presente que el MMPI-2 no se ha diseñado para todas las conductas o características que son de interés de los psicólogos. Con esta prueba no se pueden detectar cualidades o estados de inteligencia, la existencia de trastorno cerebral orgánico o la probabilidad de cometer un comportamiento violento.

Antes de aplicar la prueba, si nunca se ha aplicado, deberemos antes leer muy bien el manual, y si ya se ha utilizado debemos estar consultando constantemente el manual y la bibliografía existente.

El MMPI-2 se deberá aplicar siempre en un sitio cómodo y privado, lejos de distracciones, siempre en un ambiente controlado, no se deberá dar nunca al cuadernillo al evaluado para que se lo lleve a su casa o permitirle que se lo lleve a un ambiente demasiado ruidoso o concurrido como una sala de espera y mucho menos se le debe permitir que esté junto con otra persona a la que le pueda pedir su opinión respecto de como contestaría ella alguna de las preguntas.

Se debe estar completamente seguro de que la persona cuenta con la capacidad de lectura necesaria para comprender el contenido de los reactivos, como mínimo se considera un nivel escolar de secundaria. En caso contrario y de considerar que es indispensable aplicar la prueba el psicólogo podrá leer todos y cada uno de los reactivos, sin embargo se deberá uno asegurar de que entiende perfectamente los planteamientos. Pero esto puede ser demasiado tardado y se deberá hacer en un ambiente privado, pues de lo contrario podrá sentir que su intimidad es invadida si siente que alguien más puede estar escuchando sus respuestas, lo cual afectará de manera directa las escalas de validez y puede incluso invalidarse la prueba.

martes, 8 de septiembre de 2009

La histerectomía y la psicologia

La histerectomía es una operación quirúrgica consistente en la extirpación del la matriz. Según lo referido en literatura especializada, las mujeres que son sometidas a este tipo de operaciones tienen repercusiones de tipo psicológico.

Para la mujer el valor simbólico del útero y el papel fisiológico que juega este órgano en la sexualidad femenina es de gran importancia. La pérdida del útero a menudo despierta sentimientos ambivalentes conscientes o inconscientes vinculados con su valor simbólico. Por ejemplo, se han encontrado que la preocupación por la pérdida de los órganos reproductivos es mayor que la relacionada con la pérdida de otros órganos intra-abdominales. La pérdida de los órganos reproductivos puede desorganizar el yo, afectando subsecuentemente las actitudes hacia la integridad corporal, la atracción sexual, y el concepto sobre la propia feminidad como una reacción a la pérdida de la capacidad de tener niños.

Estas mujeres pueden llegar a manifestar síntomas emocionales como ansiedad, intranquilidad, insomnio, preocupaciones y pensamientos depresivos. La depresión es aparentemente precipitada por un evento traumático (la histerectomía), visto por la mujer como una amenaza a su autoestima, a su autoimagen y a su rol social preoperatorio.

Las mujeres sometidas a este tipo de intervenciones médicas presentan fantasías relacionadas con varios aspectos, entre las fantasías más frecuentemente, estan: de mal desempeño sexual en el futuro: "no seré útil para los hombres”; de desvalorización: "una ya no es más mujer"; de vacío corporal: "me van a destripar la matriz, me subirá la tensión porque no tendré regla”.

Este tipo de operaciones puede crear en la mujer una serie de pensamientos e ideas que le generaran conflictos emocionales de consideración, como lo expone el siguiente testimonio.

“me siento una persona incompleta después de que me quitaron la matriz y los ovarios, siento que ya no le soy útil sexualmente a mi esposo y creo que debido a eso mi esposo puede pecar, pienso que debido a eso puede pecar con otra persona por su necesidad, he soñado que dice que me va a dejar, por eso de que ya no tenemos vida íntima, desde la operación ya casi no tenemos vida íntima”.

Los elementos anteriormente descritos se pueden relacionar directamente con síntomas de ansiedad y tristeza.

Por otra parte, Álvarez y Cruz, citan a autores como Roeske (1978), y Malcolm Malcolm (1993) quienes señalan los siguientes factores relacionados con un mal pronóstico para la salud mental después de una histerectomía.

• Identidad de sexo (las hiperfemeninas tienen un peor manejo),
• reacciones adversas previas al estrés,
• episodios depresivos previos,
• depresión u otra enfermedad mental en la familia de origen,
• antecedente de síntomas físicos múltiples (sobre todo lumbar),
• muchas hospitalizaciones y cirugías,
• edad inferior a los 35 años en el momento de la histerectomía,
• deseo de un hijo o más,
• anticipación de que la cirugía producirá una pérdida de interés y satisfacción en el coito,
• actitud negativa del esposo u otra persona importante hacia la histerectomía,
• insatisfacción e inestabilidad maritales,
• actitudes culturales y religiosas desaprobatorias,
• falta de compromiso vocacional o recreativo.

Sobre la violencia intrafamiliar y otras definiciones

De la revisión de bibliografía relacionada con el tema de la violencia familiar, se puede encontrar uno con que diversos autores e instituciones nacionales e internacionales la han nombrado de diferentes formas, se puede encontrar cono violencia intrafamiliar, violencia doméstica, violencia de género, violencia hacia la mujer, violencia contra la mujer infringida por su pareja, etc. En el Informe del “Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y violencia domestica” de la Organización Mundial de la salud se define a la violencia contra la mujer infringida por su pareja como “la violencia física, sexual y psíquica y los comportamientos dominantes por parte de sus parejas actuales o anteriores y comprende su situación actual de las mujeres como sus experiencias anteriores”.

En dicho informe se analiza los diferentes tipos de violencia, de los cuales se hace la siguiente clasificación:

La violencia física se define en función de la siguiente lista de actos violentos infligidos por la pareja, donde la mujer había sido:
• abofeteada o le habían arrojado algún objeto que pudiera herirla;
• empujada o le habían tirado del cabello;
• golpeada con el puño u otra cosa que pudiera herirla;
• golpeada con el pie, arrastrada o había recibido una paliza;
• estrangulada o quemada a propósito;
• amenazada con una pistola, un cuchillo u otra arma o se había utilizado cualquiera de estas armas contra ella.

La violencia sexual se define en función de los tres comportamientos siguientes:

• ser obligada a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad;
• tener relaciones sexuales por temor a lo que pudiera hacer su pareja;
• ser obligada a realizar algún acto sexual que considerara degradante o humillante.

Haciendo mención de que se puede considerar que el maltrato psíquico puede ser más devastador que la violencia física. Los actos específicos de maltrato psíquico infligido por la pareja que se mencionan son los siguientes:

• ser insultada o hacerla sentirse mal sobre ella misma;
• ser humillada delante de los demás;
• ser intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una pareja que grita y tira cosas);
• ser amenazada con daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la amenaza de herir a alguien importante para la mujer).

Finalmente se menciona que los hombres que infligen maltratos psíquicos a sus parejas también registran un porcentaje elevado de comportamiento dominante, mismo que se presenta de la siguiente manera:

• impedirle ver a sus amigas;
• limitar el contacto con su familia carnal;
• insistir en saber dónde está en todo momento;
• ignorarla o tratarla con indiferencia;
• enojarse con ella si habla con otros hombres;
• acusarla constantemente de serle infiel;
• controlar su acceso a la atención para la salud.


En el Informe Mundial Sobre la Violencia y la Salud de la OMS, se hace un resumen, basado en datos de la bibliografía científica, las consecuencias que se han asociado con la violencia masculina en la pareja. Las cuales son presentadas de la siguiente forma:

Físicas
Lesiones abdominales y torácicas, moretones e hinchazón, síndromes de dolor crónico, discapacidad, fibromialgia, fracturas, trastornos del aparato digestivo, síndrome del colon irritable, desgarros y abrasiones, lesiones oculares, mengua de las funciones físicas.

Sexuales y reproductivas
Trastornos del aparato genital, esterilidad, enfermedad inflamatoria de la pelvis, complicaciones del embarazo, aborto espontáneo, disfunción sexual, enfermedades de transmisión sexual, entre ellas la infección, por el VIH/SIDA, aborto practicado en condiciones peligrosas, embarazo no deseado.

Psíquicas y del comportamiento
Abuso de alcohol y otras drogas, depresión y ansiedad, trastornos de los hábitos alimentarios y del sueño, sentimientos de vergüenza y culpabilidad, fobias y trastorno por pánico, inactividad física, poca autoestima, trastorno por estrés postraumático, trastornos psicosomáticos, hábito de fumar, comportamiento suicida y daño autoinfligido, comportamiento sexual riesgoso.

Consecuencias mortales
mortalidad relacionada con el SIDA, mortalidad materna, homicidio, suicidio.

El efecto de la prisión en los reclusos

Cuando una persona es ingresada a una institución carcelaria va a sufrir una experiencia traumatizante que va alterar su estado emocional de manera inevitable. Este fenómeno ha sido estudiado a lo largo del tiempo por muchos investigadores y se le ha denominado de diferentes maneras entre ellas “carcelazo”, efecto de prisionización, e incluso se ha descrito como un proceso de duelo por la pérdida de la libertad.

El término carcelazo de usa en el ámbito de la criminalística e incluso es conocido así por los mismos reclusos, Pablo Rojas afirma que: “la cotidianeidad de la cárcel “es brutal”, y que no hay nadie exento del “carcelazo”, como se le dice en el argot carcelario a la depresión producto de vivir encerrado”. En el mismo sentido Víctor A. Payá considera que: “Es usual que, cuando los familiares se retiran del penal, el estado de ánimo del prisionero decaiga. Los internos saben bien de este problema depresivo al que denominan con el apelativo de “carcelazo”.

Elena Azaola y Cristina J. Yacamán, consideran en su libro Las mujeres olvidadas que “es preciso tomar en cuenta que las mujeres que pierden su libertad necesariamente atraviesa por un proceso de duelo que se traduce en apatía, depresión, angustia y rebeldía, proceso que inevitablemente la coloca en una posición de conflicto”.

En el trabajo “Encierro y resistencia en las cárceles de mujeres en Argentina” sus autoras describen el duelo por la pérdida de la libertad, de la siguiente manera:

La vida cotidiana, la del afuera antes del encarcelamiento, ha muerto y lo que sigue es el duelo. Un duelo que las presas describen como "muerte en vida", un prolongado período de depresión, de apatía, de angustia y de rebeldía. ¨¿Cómo sobrellevar la pérdida y soportar la angustia de esta nueva realidad que ni siquiera logra constituirse como tal para la persona? Imperceptiblemente, se pondrán en funcionamiento mecanismos de defensa con el fin de procurarse alguna forma de auto-protección. Los más usuales son las negaciones: "no voy a pedir que me traigan ropa porque me voy en dos días"; las racionalizaciones: "esto es un error, se equivocaron de persona"; y las proyecciones: ¿qué hago yo acá rodeada de delincuentes?”.

Posteriormente describen las etapas del duelo por las que pasan las mujeres en reclusión ante el choque emocional

La primera reacción es la incredulidad. Posteriormente, sobreviene la agresividad, la rebeldía. La manipulación es lo que caracteriza a la tercera etapa, en la cual comienzan los intentos de negociación para conseguir la libertad, presionando a los allegados, a los abogados, etc. Luego, la depresión y, con ella, un sentimiento de culpabilidad, especialmente en relación a los hijos y a la familia, se apodera de las mujeres presas, que caen en la apatía, duermen todo el día o recurren a drogas. Finalmente, la aceptación es, por lo general, muy dificultosa para estas mujeres que en lo que observamos parecen recorrer repetidas veces las cuatro primeras etapas.” (sic).

Las personas que ingresan en un centro penitenciario se encontraran en un ambiente caracterizado por el aislamiento afectivo, la vigilancia permanente, la falta de intimidad, la rutina, las frustraciones reiteradas y una nueva escala de valores que entre otras cosas, condiciona unas relaciones interpersonales basadas en la desconfianza y la agresividad. Estos someten al recluso a una sobrecarga emocional que facilitará la aparición de desajustes en su conducta en el mejor de los casos, cuando no la manifestación de comportamientos francamente patológicos, sobre todo si previamente ya había una personalidad desequilibrada, en el momento de la entrada en prisión (Arroyo y Ortega, 2009).

La entrada en la cárcel pone en marcha un proceso de adaptación al entorno penitenciario, que muchos autores llaman prisionización y que se divide en tres niveles de afectación, el primero consiste básicamente en un comportamiento regresivo, inmaduro, ansioso e inestable desde el punto de vista afectivo como respuesta a la entrada a una Institución Total como es la cárcel. En caso de fallo adaptativo, un segundo estadio daría paso a verdaderos desórdenes de conducta, fundamentalmente marcados por comportamientos agresivos, aparición de un deterioro afectivo depresivo o la presencia de episodios relacionados con trastornos de ansiedad en diferentes manifestaciones, bien somatizadoras, bien en forma de episodios ansiosos agudos. En un tercer nivel de este proceso de deterioro, aparecerá una patología mental severa, con brotes psicóticos, trastornos afectivos severos, reacciones vivenciales anormales o graves crisis de ansiedad e inadaptación a la prisión, lo que aconsejaría el ingreso hospitalario del recluso (Arroyo y Ortega, 2009).

En una intervención en el ámbito carcelario no se deben olvidar cuales son los efectos de la prisionización, los cuales son observable a distintos niveles (Del Rincón y Manzanares, 2004).

- Biológico: aumentos del instinto de ataque al no ser posible la huida, problemas para conciliar el sueño, problemas de privación sexual, sensoriales (visión, audición, gusto, olfato...).

- Psicológico: pérdida de la autoestima, deterioro de la imagen del mundo exterior debido a la vida monótona y minuciosamente reglada, acentuación de la ansiedad, la depresión, el conformismo, la indefensión aprendida, la dependencia,

- Social: contaminación criminal, alejamiento familiar, laboral, aprendizaje de pautas de supervivencia extremas (mentir, dar pena, etc.).

jueves, 3 de septiembre de 2009

Sobre la honestidad del evaluado en el ambito de la Psicología Forense


La situación existente entre el psicólogo forense y su evaluado durante la evaluación psicológica es muy particular. La diferencia entre una relación terapéutica psicólogo-paciente y la relación psicólogo forense-evaluado radica principalmente en la voluntad y los motivos personales con los que se presenta el individuo ante el psicólogo.

Mientras que una persona, que por diversas razones busca ayuda de un terapeuta para resolver algún conflicto emocional, acude al psicólogo de manera voluntaria y espontánea, en el caso forense el avaluado lo hace de manera casi involuntaria, ya que acude porque es un requisito legal dentro de una averiguación previa o un proceso judicial.

En la psicología netamente clínica, generalmente el paciente manifiesta mayor confianza en el psicólogo terapeuta, sus motivaciones pueden ser genuinas y van a estar orientadas principalmente a resolver un malestar psicológico que le afecta de manera personal. En este caso se va a establecerse una mayor confianza entre ambos, el paciente acude de manera totalmente voluntaria, sin presiones externas, sin motivaciones ocultas, sin límites estrictos de tiempo o de número de sesiones. Y está dispuesto a participar de manera honesta con las actividades inherentes a la terapia, participara de forma abierta, espontánea y honesta en la entrevista y ejecutara los test y las pruebas psicológicas sin intención alguna de manipularlas, pues su intención primordial es aportarle los elementos al terapeuta para que éste pueda aliviar sus conflictos emocionales.

Por el contrario, en el caso de la Psicología Forense, el evaluado no acude de manera espontánea y voluntaria, generalmente se presentará ante el psicólogo, porque es un requisito solicitado por algún agente del ministerio público o un juez. La relación entre el psicólogo y evaluado será por lo tanto menos estrecha, el evaluado vera al especialista regularmente dos o tres sesiones. La persona acudirá con el perito psicólogo con muchos temores, muchas dudas, en ocasiones en estado de shock, con su estabilidad emocional completamente alterada, y con su voluntad distorsionada para participar en el proceso de evaluación.

En el caso de los presuntos responsables de algún delito, estos son canalizados con un psicólogo forense para ser literalmente sometidos a una evaluación psicológica orientada a determinar, por ejemplo, el grado de participación en el delito que se analiza. En este caso la relación entre el perito y el evaluado será prácticamente obligada debido al mandamiento del ministerio público o el juez, y de esto estará completamente consiente el evaluado, quien supondrá que de los resultados de la evaluación puede depende su libertad o perdida de la misma. Por lo tanto tratara de manipular la información e intentara engañar al perito para demostrarle que él no fue capaz de cometer la conducta que se le imputa. Se presentará como un individuo emocionalmente estable, socialmente adaptado, tratará de ser declarado inocente.

En el caso de alguna víctima de algún delito, la persona acudirá al perito psicólogo obligada por situaciones adversas. Su estabilidad emocional se encontrará afectada, en muchos casos estarán en estado de shock. Existiendo una serie de emociones muy diversas, podrá tener miedo, angustia, tristeza, coraje, depresión, ansiedad y en muchos casos deseos de justicia y hasta de venganza.

Por lo tanto durante su evaluación, sus declaraciones podrán no ser completamente objetivas. Puede tener motivaciones específicas en cuanto a los resultados de la evaluación. En ocasiones el deseo de justicia o venganza podría influir para que trate de magnificar sus dolencias emocionales con la finalidad de reafirmarse como víctima del presunto responsable y que éste reciba el mayor castigo posible.

Teniendo esto en consideración el psicólogo forense deberá poner toda su capacidad profesional para identificar el grado de voluntad que el individuo manifiesta para participar en la evaluación psicológica. Para detectar si existe alguna motivación oculta para evadir una sanción u obtener algún tipo de venganza por las agresiones recibidas. Se debe estar muy atento para detectar si se está intentando manipular la evaluación y calificar el grado de honestidad con la que está participando.

viernes, 14 de agosto de 2009

Religión y Psicología Forense

Dentro de la Psicología Forense se debe estar preparado para todos los casos que se le puedan presentar a uno, así como es complejo el ser humano, así mismo pueden ser complejos los casos en los que uno debe participar.

Uno de los aspectos de mayor cuidado son los casos donde existe un aspecto religioso. Por lo tanto el perito psicólogo, debe también conocer un poco de las diversas religiones que existen en la sociedad.

En la experiencia profesional, he visto algunos casos donde las creencias religiosas han motivado denuncias que han derivado en averiguaciones previas en las que solicitan al perito en psicología forense.

En una de estas averiguaciones previas, una señora demandaba a un médico cirujano porque él se vio en la necesidad de realizarle una transfusión de sangre, sin su consentimiento, para evitar que esta falleciera durante una intervención quirúrgica. La señora pertenecía al grupo religioso de los Testigos de Jehová y una de las creencias muy arraigadas en esta comunidad religiosa es evitar a toda costa las trasfusiones de sangre pues consideran que esto es un pecado muy grave.

La señora afirmaba haber caído en un estado de depresión profunda debido a la trasfusión de sangre que le habían realizado y demandaba al médico que la intervino y a la institución donde fue operada por daño emocional y psicológico como consecuencia de la trasfusión sanguínea a la que fue sometida.

A través de la evaluación psicológica se concluyó que el estado depresivo de la señora se debía a la operación misma que le habían realizado (histerectomía)  y a su historia de vida. Pues se encontró en la revisión de la literatura que este tipo de operaciones genera estados depresivos en las mujeres, pues la operación estaba relacionada con un cáncer en la matriz y la extirpación de la misma y significaba que la señora nunca más podría embarazarse.

Otra denuncia estaba relacionada con una estudiante adolescente del nivel de secundaria, quien se quejaba de que la directora de la escuela la había humillado delante de todos sus compañeros de clase, y por este motivo ella sufría una afectación psicológica. Todo esto se originó porque la adolescente pertenecía a un grupo religioso que tiene la creencia de no venerar o hacer honores a ningún tipo de imagen. Y en este caso ella no quería hacerle honores a la bandera lo cual provocó que la directora la sacara de la formación y la mandara a su salón.

Así como estos casos, pueden existir muchos más donde el motivo principal sean las creencias religiosas y el psicólogo forense debe ser muy objetivo al momento de realizar la evaluación psicológica y sobre todo al momento de emitir su opinión profesional.

jueves, 13 de agosto de 2009

Los efectos de la prisión en las personas

Cuando una persona es ingresada a una institución carcelaria va a sufrir una experiencia traumatizante que va alterar su estado emocional de manera inevitable. Este fenómeno ha sido estudiado a lo largo del tiempo por muchos investigadores y se le ha denominado de diferentes maneras entre ellas “carcelazo”, efecto de prisionización, e incluso se ha descrito como un proceso de duelo por la pérdida de la libertad.

El término carcelazo de usa en el ámbito de las criminalística e incluso es conocido así por los mismos reclusos, Pablo Rojas afirma que: “la cotidianeidad de la cárcel “es brutal”, y que no hay nadie exento del “carcelazo”, como se le dice en el argot carcelario a la depresión producto de vivir encerrado”. En el mismo sentido Víctor A. Payá considera que: “Es usual que, cuando los familiares se retiran del penal, el estado de ánimo del prisionero decaiga. Los internos saben bien de este problema depresivo al que denominan con el apelativo de “carcelazo”.

Elena Azaola y Cristina J. Yacamán, consideran en su libro Las mujeres olvidadas que “es preciso tomar en cuenta que las mujeres que pierden su libertad necesariamente atraviesa por un proceso de duelo que se traduce en apatía, depresión, angustia y rebeldía, proceso que inevitablemente la coloca en una posición de conflicto”.

En el trabajo “Encierro y resistencia en las cárceles de mujeres en Argentina” sus autoras describen el duelo por la pérdida de la libertad, de la siguiente manera:

“La vida cotidiana, la del afuera antes del encarcelamiento, ha muerto y lo que sigue es el duelo. Un duelo que las presas describen como "muerte en vida", un prolongado período de depresión, de apatía, de angustia y de rebeldía. ¨¿Cómo sobrellevar la pérdida y soportar la angustia de esta nueva realidad que ni siquiera logra constituirse como tal para la persona? Imperceptiblemente, se pondrán en funcionamiento mecanismos de defensa con el fin de procurarse alguna forma de auto-protección. Los más usuales son las negaciones: "no voy a pedir que me traigan ropa porque me voy en dos días"; las racionalizaciones: "esto es un error, se equivocaron de persona"; y las proyecciones: ¿qué hago yo acá rodeada de delincuentes?”.
Posteriormente describen las etapas del duelo por las que pasan las mujeres en reclusión ente el choque emocional
“La primera reacción es la incredulidad. Posteriormente, sobreviene la agresividad, la rebeldía. La manipulación es lo que caracteriza a la tercera etapa, en la cual comienzan los intentos de negociación para conseguir la libertad, presionando a los allegados, a los abogados, etc. Luego, la depresión y, con ella, un sentimiento de culpabilidad, especialmente en relación a los hijos y a la familia, se apodera de las mujeres presas, que caen en la apatía, duermen todo el día o recurren a drogas. Finalmente, la aceptación es, por lo general, muy dificultosa para estas mujeres que en lo que observamos parecen recorrer repetidas veces las cuatro primeras etapas.” (sic).

Las personas que ingresan en un centro penitenciario se encontraran en un ambiente caracterizado por el aislamiento afectivo, la vigilancia permanente, la falta de intimidad, la rutina, las frustraciones reiteradas y una nueva escala de valores que entre otras cosas, condiciona unas relaciones interpersonales basadas en la desconfianza y la agresividad. Estos someten al recluso a una sobrecarga emocional que facilitará la aparición de desajustes en su conducta en el mejor de los casos, cuando no la manifestación de comportamientos francamente patológicos, sobre todo si previamente ya había una personalidad desequilibrada, en el momento de la entrada en prisión (Arroyo y Ortega, 2009).

La entrada en la cárcel pone en marcha un proceso de adaptación al entorno penitenciario, que muchos autores llaman prisionización y que se divide en tres niveles de afectación, el primero consiste básicamente en un comportamiento regresivo, inmaduro, ansioso e inestable desde el punto de vista afectivo como respuesta a la entrada a una Institución Total como es la cárcel. En caso de fallo adaptativo, un segundo estadio daría paso a verdaderos desórdenes de conducta, fundamentalmente marcados por comportamientos agresivos, aparición de un deterioro afectivo depresivo o la presencia de episodios relacionados con trastornos de ansiedad en diferentes manifestaciones, bien somatizadoras, bien en forma de episodios ansiosos agudos. En un tercer nivel de este proceso de deterioro, aparecerá una patología mental severa, con brotes psicóticos, trastornos afectivos severos, reacciones vivenciales anormales o graves crisis de ansiedad e inadaptación a la prisión, lo que aconsejaría el ingreso hospitalario del recluso (Arroyo y Ortega, 2009).

En una intervención en el ámbito carcelario no se deben olvidar cuales son los efectos de la prisionización, los cuales son observable a distintos niveles (Del Rincón y Manzanares, 2004)

- Biológico: aumentos del instinto de ataque al no ser posible la huida, problemas para conciliar el sueño, problemas de privación sexual, sensoriales (visión, audición, gusto, olfato...).

- Psicológico: pérdida de la autoestima, deterioro de la imagen del mundo exterior debido a la vida monótona y minuciosamente reglada, acentuación de la ansiedad, la depresión, el conformismo, la indefensión aprendida, la dependencia,

- Social: contaminación criminar, alejamiento familiar, laboral, aprendizaje de pautas de supervivencia extremas (mentir, dar pena, etc.).

Violencia Intrafamiliar

Al revisar la literatura relacionada con el tema de la violencia familiar, se puede encontrar uno con que diversos autores e instituciones nacionales e internacionales la han nombrado de diferentes formas, se puede encontrar cono violencia intrafamiliar, violencia doméstica, violencia de género, violencia hacia la mujer, violencia contra la mujer infringida por su pareja, etc. En el Informe del “Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y violencia domestica” de la Organización Mundial de la salud se define a la violencia contra la mujer infringida por su pareja como “la violencia física, sexual y psíquica y los comportamientos dominantes por parte de sus parejas actuales o anteriores y comprende su situación actual de las mujeres como sus experiencias anteriores”.

En dicho informe se analiza los diferentes tipos de violencia, de los cuales se hace la siguiente clasificación:

La violencia física se define en función de la siguiente lista de actos violentos infligidos por la pareja, donde la mujer había sido:

• abofeteada o le habían arrojado algún objeto que pudiera herirla;

• empujada o le habían tirado del cabello;

• golpeada con el puño u otra cosa que pudiera herirla;

• golpeada con el pie, arrastrada o había recibido una paliza;

• estrangulada o quemada a propósito;

• amenazada con una pistola, un cuchillo u otra arma o se había utilizado cualquiera de estas armas contra ella.

La violencia sexual se define en función de los tres comportamientos siguientes:

• ser obligada a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad;

• tener relaciones sexuales por temor a lo que pudiera hacer su pareja;

• ser obligada a realizar algún acto sexual que considerara degradante o humillante.

Haciendo mención de que se puede considerar que el maltrato psíquico puede ser más devastador que la violencia física. Los actos específicos de maltrato psíquico infligido por la pareja que se mencionan son los siguientes:

• ser insultada o hacerla sentirse mal sobre ella misma;

• ser humillada delante de los demás;

• ser intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una pareja que grita y tira cosas);

• ser amenazada con daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la amenaza de herir a alguien importante para la mujer).

Finalmente se menciona que los hombres que infligen maltratos psíquicos a sus parejas también registran un porcentaje elevado de comportamiento dominante, mismo que se presenta de la siguiente manera:

• impedirle ver a sus amigas;

• limitar el contacto con su familia carnal;

• insistir en saber dónde está en todo momento;

• ignorarla o tratarla con indiferencia;

• enojarse con ella si habla con otros hombres;

• acusarla constantemente de serle infiel;

• controlar su acceso a la atención para la salud.

En el Informe Mundial Sobre la Violencia y la Salud de la OMS, se hace un resumen, basado en datos de la bibliografía científica, las consecuencias que se han asociado con la violencia masculina en la pareja. Las cuales son presentadas de la siguiente forma:

Físicas

Lesiones abdominales y torácicas, moretones e hinchazón, síndromes de dolor crónico, discapacidad, fibromialgia, fracturas, trastornos del aparato digestivo, síndrome del colon irritable, desgarros y abrasiones, lesiones oculares, mengua de las funciones físicas.

Sexuales y reproductivas

Trastornos del aparato genital, esterilidad, enfermedad inflamatoria de la pelvis, complicaciones del embarazo, aborto espontáneo, disfunción sexual, enfermedades de transmisión sexual, entre ellas la infección, por el VIH/SIDA, aborto practicado en condiciones peligrosas, embarazo no deseado.

Psíquicas y del comportamiento

Abuso de alcohol y otras drogas, depresión y ansiedad, trastornos de los hábitos alimentarios y del sueño, sentimientos de vergüenza y culpabilidad, fobias y trastorno por pánico, inactividad física, poca autoestima, trastorno por estrés postraumático, trastornos psicosomáticos, hábito de fumar, comportamiento suicida y daño autoinfligido, comportamiento sexual riesgoso.

Consecuencias mortales

mortalidad relacionada con el SIDA, mortalidad materna, homicidio, suicidio.

lunes, 10 de agosto de 2009

LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA EN CASOS DE TORTURA

Para realizar una evaluación psicológica que tenga como objetivo determinar si una persona ha sido torturada se debe apoyar en el "Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes" mejor conocido como "Protocolo de Estambul", el cual es, como su nombre lo indica, un manual elaborado para que los profesionistas encargados de investigar si una persona ha sido torturada, sepan cómo llevar a cabo dicha investigación.
Este documento marca las directrices para un eficaz diagnóstico de la tortura. Aquí se encuentran algunos de los pasos que deberá seguir el psicólogo para realizar su evaluación, se establecen algunos de los signos psicológicos indicativos de la tortura, se detallan algunas consideraciones a tomar en cuenta al momento de realizar una entrevista y se especifican los componentes de la evaluación psicológica.
El Protocolo de Estambul se encuentra a disposición en muchas páginas gubernamentales de Derechos Humanos.

jueves, 6 de agosto de 2009

RATIFICACIÓN DE DICTAMEN Y LA JUNTA DE PERITOS

La Junta de Peritos.

En algunos juicios podrán existir dos dictámenes de la misma materia, es decir el dictamen del perito oficial y el dictamen del perito de defensa,  en este caso dos dictámenes psicológicos emitidos uno por un psicólogo de defensa y otro por el psicólogo oficial, generalmente un dictamen es ofrecido como prueba por el abogado de defensa y el otro ha sido solicitado por el agente del ministerio público. Cuando esto sucede generalmente existirán algunas diferencias entre ambos informes y para aclarar dichas diferencias el Juez mandará llamar a a los psicólogos para que en la Junta de Peritos, ambos expongan los motivos de tales diferencias, entonces los dos tendrán su oportunidad para explicar la metodología usada para llegar a sus conclusiones y expondrán sus razonamientos para llegar a las mismas, ambos peritos se podrán hacer preguntas y en algunas ocasiones se verá el caso en que un perito tratara de demostrar que él tiene la razón y el otro perito está equivocado en sus conclusiones. Los abogados de defensa y ministerio público también podrán hacer preguntas a cualquiera de los peritos.

Finalmente, se manifestaran los puntos de acuerdo y desacuerdo y el juez podrá tomar la decisión de solicitar un perito tercero en discordia para tener mayor objetividad en el asunto estudiado.

El perito tercero en discordia.

Algunas veces, ante las diferencia técnicas, metodológicas, teóricas o de cualquier índole que pueda existir entre los dictámenes, el juez necesitará la intervención de un tercer perito, el perito "tercero en discordia", para dar su opinión profesional, para ayudarle a esclarecer el  caso analizado.

Algunas veces el juez le solicitara al psicólogo forense cual de los dos peritos esta en lo correcto y cuál de los dos está equivocado, incluso se puede llegar el caso en que se solicite al perito que analice ambos dictámenes y diga cual contiene las conclusiones más acertadas.

El psicólogo forense al intervenir como tercero en discordia, deberá en todo caso, hacer su propia evaluación psicológica  y emitir sus propias conclusiones. Se leen y analizan los dictámenes previos, pero se debe evitar caer en prejuicios motivados por alguno de dichos informes. Se debe ser objetivo e imparcial al evaluar. Se debe analizar el caso a mayor profundidad,

Es frecuente que el dictamen no contenga ninguna referencia o dato de los dictámenes previos, ni se diga cuál de los dos está en lo correcto o cual de los dos se equivocó.

Al realizar la propia evaluación y al emitir un conclusión propia generalmente estará apoyando las conclusiones de uno de los dos dictámenes previos, sin necesidad de decir que uno de equivoco u otro está en lo correcto.